Zarautz

 

Alojamiento: Ekia Pentsioa.

Esta pensión nos resultó cómoda y muy bien ubicada. El problema era el aparcamiento, pues en la zona es imposible estacionar en la calle. El primer día nos alejamos un poco y aparcamos en Araba Kalea, pero al día siguiente teníamos un neumático pinchado. Por ello, optamos por dejar en adelante el coche estacionado en el parking que hay justo en frente de la pensión. Por cierto, salir del centro de la ciudad nos permitió conocer (de pasada y desde fuera) el convento de Santa Clara, fundado en el siglo XVII, cuando Zarautz era todavía una tranquila población pesquera. En otra ocasión tal vez visitemos su interior para ver su valioso retablo del siglo XVIII dedicado a la santa.

Después de hacer el Check in, salimos a dar una vuelta por la playa, pero ya era tarde y fuimos pronto en busca de algún lugar para cenar. Tomamos unos pintxos en Euskalduna y en Txikipolit.



Día 1. Empleamos la mañana en pasear por la playa de Zarautz. Desde el palacio de Narros, caminamos hacia el este. Este palacio, situado en primera línea frente al mar, fue residencia de veraneo para ilustres como la reina Isabel II.


(La fotografía está realizada desde la ventana de nuestra habitación)


 Además del entorno marítimo, el edificio está rodeado de un jardín de estilo inglés que no pudimos ver (solo se visita en verano). 









Me encanta observar los árboles de marea.



Tomamos un café en la terraza del bar Katixa, contemplando el mar. 


El paseo estaba recorrido por una interesante muestra de obras escultóricas (no sé si expuestas de forma permanente o temporal). 


Después dimos un paseo por la ciudad. Pasamos por diferentes lugares de interés:

- Torre Luzea. Es un edificio de cuatro plantas del siglo XV muy bien conservado, que sirvió en el pasado de torre vigía de la ciudad. Junto a esta construcción hay una bonita zona ajardinada con esculturas dedicadas al poeta Lizardi y al bertsolari (persona que practica el arte de improvisar versos cantados en euskera) Basarri.


- Mercado de Zarautz. Pequeña lonja, pero con una atractiva oferta de productos de calidad de la gastronomía local, además de flores y plantas. Allí compramos unas anchoas y queso, como no. El edificio es de 1903.


- Casa Portu. Actualmente alberga el Ayuntamiento, aunque a lo largo de la historia ha sido sede de otras instituciones, como oficina de correos. Llama la atención su puerta enmarcada por las columnas estriadas que sujetan el balcón central de la primera planta.


Se ubica en la pintoresca plaza donde también está el edificio multiusos  Lege Zaharren Enparantza.


- Casa Dorotekua. Este edificio del siglo XVI fue la vivienda de Juan Ortiz de Zarautz, corregidor de Castro Urdiales. No se puede visitar (salvo en fechas concretas y con reserva previa) porque es una propiedad privada que hoy pertenece a una entidad bancaria.


- Convento e iglesia de los Padres Franciscanos. Es un histórico conjunto arquitectónico que consta de convento, iglesia y colegio. Pudimos acceder a la iglesia.


- Villa Mundo. Bonito edificio que alberga la Academia Municipal de Música.



 Sus jardines son muy agradables y están decorados con obras de arte, como este "Naciendo en primavera", de Itziar Aranburu y Jon Ander Alberro.



- Monasterio del Buen Pastor, en el que reside una comunidad de carmelitas descalzas.


- Ermita de San Pelayo. Ubicado en el espacio donde ya existió otro templo en el siglo XVI. Este espacio actual se empezó a construir en el siglo XIX, pero no se finalizó hasta 1950, gracias a la financiación del Marqués de Narros. En 1979 fue renovado. No pudimos acceder a su interior; estaba cerrado.



Ese día comimos, como no, de pintxos. Estuvimos en Joshe Mari Taberna, en Otamendi y en Lukas Ardotegia.




Por cierto, muy bonita y acogedora la Plaza de la Música, en la que, además, se ubica la Torre Makazaga. Se trata de una destacada casa que presenta detalles de interés, como como su arco ojival en la plabnta baja. En el siglo XV fue una antigua fortaleza defensiva. Aún se pueden apreciar los huecos de las saeteras así como el antiguo sistema de canalización de aguas acabado en gárgolas. 


Por la tarde, volvimos a recorrer la playa de Zarautz hasta el restaurante Karlos Arguiñano. Hacía frío y decidimos pasar dentro a pesar de la estupenda terraza que tiene. Tomamos un café y unos dulces.

Después nos acercamos a ver el pasacalles de los Galtzagorris (duendes de la mitología vasca) saliendo desde la Musika Eskola y finalizando en Lege Zaharren Enparantza. (Estábamos en plenos carnavales).




También tuvimos tiempo para visitar el Photomuseum antes de su cierre. 


Cuenta con una interesante exposición permanente de objetos  dedicados a la técnica y el arte de la fotografía y la cinematografía (especialmente en sus inicios). 

Aquí vemos a Roberto usando un mutuscopio, inventado en 1894 por Herman Casler. Se trata de un entretenimiento de feria que funcionaba con monedas. Consiste en la aplicación del principio de la persistencia retiniana a una rueda con multitud de imágenes secuenciales que, al desfilar movidas por una manivela ante la lente del aparato, crean el mismo efecto que la visión de una película cinematográfica. 





Aquí muestro solo algunos ejemplos más modernos.




Asimismo, pudimos ver una exposición temporal de fotografía dedicada al fotógrafo Josetxu Silgo.

Dimos un paseo nocturno. Había mucho ambiente carnavalero, con danzas de Gatzagorris en la plaza de la Música. Por cierto, que descubrimos muy cerquita el edificio del antiguo Cine Modelo de Zarautz, hoy reconvertido en un lugar polivalente donde, además de proyección de cine, se desarrollan actividades de teatro, música, danza, conferencias...


Para la cena la hicimos de nuevo una ruta de pintxos por varios bares y, para completar, tomamos una ración de calamares. Estuvimos en Kirikilla y en Telesforo.


¿Se nota que la Gilda es mi pintxo favorito?

Día 2. Por la mañana disfrutamos de una ruta fluvial que habíamos reservado días atrás en Zumaia: Flysch esencial. El punto de salida y de llegada era el Muelle Txomin. 



Su duración fue de 45 minutos. La travesía, no sé si "a pesar de "(o en parte también "por") el oleaje,  fue muy interesante.

Al partir, echando la vista alrededor, se divisan bonitos enclaves de Zumaia.




Y enseguida comienza la espectacular visión de las formaciones geológicas, cuyos procesos de formación nos fue explicando la guía.

La vista desde el mar de este geoparque es espectacular. Habrá que completarla en otra ocasión con una ruta desde tierra.

En los 8 kilómetros que separan Deba y Zumaia se observan estos pliegues rocosos, compuestos de capas alternadas de roca dura con calizas, pizarras, areniscas... Se formaron hace millones de años y, además de su belleza, constituyen una rareza difícil de observar en cualquier otro lugar del planeta. Su verticalidad es espectacular.







Después dimos un paseo por el pueblo. En la bahía de esta localidad confluyen los ríos Urola y Narrondo.

Subimos hasta la iglesia, de imponente porte defensivo, aunque no pudimos entrar porque a esas horas estaba cerrada. 



Tampoco tuvimos tiempo de visitar la Casa Museo de Zuloaga. En otra ocasión...

Tomamos unos pintxos para comer y nos marchamos a Mutriku.

Mutriku tiene un pequeño casco histórico declarado conjunto monumental, con interesantes casas, torres, edificios religiosos. 


Dimos un breve paseo, tomamos otro pintxo en TX-Irlatxo Bar y continuamos ruta hasta Guetaria.

En Guetaria se puede disfrutar de diferentes vistas de la costa guipuzcoana. Algunos puntos de interés son:

- Las vistas junto al monumento a Juan Sebastián Elcano.

- La calle Mayor.

-La iglesia de San Salvador.






-El puerto.





- El Monumento a Elcano. Construido en la línea del estilo Art Decó se eleva sobre el baluarte de la antigua muralla de Guetaria. El bajorrelieve de la parte baja, que representa a Juan Sebastián Elcano es obra de Victorio Macho. En el interior hay una inscripción con los nombres de los tripulantes que culminaron el viaje junto a este célebre marino.


Desde esta parte de la ciudad hay una vista diferente del puerto y la iglesia:

Regresamos a Zarautz por el camino que va paralelo a la costa. Merece la pena. Si hubiésemos tenido más tiempo lo habríamos recorrido otro día caminando.

Ya en Zaraut nos acercamos a visitar (ya que la teníamos muy cerquita de la pensión) la iglesia de  Santa María la Real, pero estaba cerrado y entramos al Museo de Arte e Historia, en el mismo recinto. 


La imagen está tomada desde la ventana de nuestra habitación de la pensión.

Después de descansar un rato en el alojamiento, salimos para la cena... de pintxos.

Día 3. Dejamos el hotel para regresar a casa. 

Pero antes de tomar carretera y manta nos acercamos a dar un paseo por el antiguo cargadero de Mollarri. Las vistas al mar son impresionantes. 

Además, los restos del cargadero nos transportan al pasado industrial de Zarautz. Aunque este puerto, al que se trasladaba el mineral extraído en Asteasu, cerró en 1923, está en parte reconstruido y nos permite hacernos una idea de lo arduo que debió de ser el trabajo de los cargueros en aquella época.



Aquí podemos observar una bonita panorámica desde allí de Zarautz y, al fondo a la derecha, Guetaria.



Más adelante, nos desviamos en nuestro trayecto para visitar dos localidades:

-Azpeitia. Su enclave, bajo el macizo de Izarraitz, le proporciona algunas estampas preciosas gracias a las formaciones rocosas de su crestería. El lugar más emblemático de esta localidad es el santuario de Loiola. Se trata de un edificio de construcción barroca, de planta circular rematada por una espectacular cúpula.

-Azcoitia. Es una localidad de bonitas casas-torre y en el interior de su iglesia de Santa María la Real de la Asunción se conserva un hermoso órgano romántico que no pudimos ver porque estaban cerrando la iglesia cuando llegamos. 


Dimos un paseo bastante corto, para que no se nos hiciera muy tarde. 

Pudimos disfrutar un poquito del entorno del río Urola, que cruza el municipio. 



Aquí se puede ver la fachada de la casa Etxe Beltza, cuya torre medieval presenta un aspecto ennegrecido debido a un incendio provocado durante la Segunda Guerra Carlista. 


Comimos allí, en Tta-Kun, unos pintxos de tortilla de alioli y de champiñones.







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