Real Jardín Botánico - Madrid
En el Barrio del Retiro de Madrid (Plaza Murillo, 2), se encuentra el Real Jardín Botánico, un lugar de interés no solo por lo natural, sino también por lo histórico-artístico.
Fernando VII ordenó su primer emplazamiento, a mediados del siglo XVIII, a orillas del río Manzanares. Y Carlos III determinó, en 1781, su traslado al emplazamiento actual.
Durante los siglos XVIII y XIX, se desarrollaron numerosas expediciones científicas que aportaron un patrimonio cultural, hoy conservado en el Herbario, la Biblioteca y el Archivo.
Todo el complejo y su diversidad de plantas, hongos, ecosistemas y semillas permiten el estudio de la Botánica y la Historia Natural, para la conservación de sus ejemplares. No en vano, hoy pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
¿Qué podemos ver en el Botánico? Edificios, puertas, estatuas, paseos y colecciones de interés. Algunos de estos espacios destacados:
- Zona de ornamentales: dependiendo del mes, encontrarás unas u otras plantas florecidas. Nosotros estuvimos en el mes de septiembre, que no es el apropiado para disfrutar de los narcisos, los jacintos, magnolios, tulipanes, peonías... en todo su esplendor, aunque sí disfrutamos de algunas rosas y otras lucidas flores.
- Huerta y frutales, con función meramente didáctica, ya que no se recolectan las partes comestibles para que puedan observarse las distintas fases del crecimiento completo de la planta. La mejor fecha para visitarla es de abril a noviembre, cuando la mayor parte de las plantas están en floración. Me encantó acercarme a la flor (eso sí, algo seca) de mi verdura favorita, la alcachofa. ¡Y a los pimientos daban ganas de darles un buen bocado!
- Grandes árboles singulares, que se distribuyen por todo el Jardín y pueden ser identificados por sus carteles identificativos. Nos llamó la atención un pino piñonero herido y otros tan exóticos como el gingo, procedente de Japón y de China. ¡Ah! Y hay un rincón didáctico con pequeños troncos de diferentes tipos de árboles para que puedas ver y tocas las diferencias. Cuando volvamos, tenemos que buscar el olmo "Pantalones" y el ciprés "Abuelo".
- Invernadero Santiago Castroviejo, con plantas de interior, formado por tres espacios que representan los diferentes biomas del planeta: uno desértico, otro subtropical y un tercero tropical. Sus paredes y techos de cristal permiten la entrada de luz. Además, tiene un canal de agua debajo del suelo formado de chapas metálicas que abren para que entre el vapor de agua, humedeciendo el ambiente cuando las plantas lo necesitan.
- Estufa de las Palmas, construida en 1856 con una estructura de hierro fundido, bajo la dirección de Mariano de la Paz Graells. Este invernadero se calentaba por la fermentación del estiércol que se producía bajo el suelo, ya que elevaba la humedad y temperatura del ambiente. Aquí se exhiben sobre todo palmeras y helechos arbóreos.
- Terraza de los Bonsáis, donde se exhibe la colección de estos diminutos árboles más grande de España, por la calidad y diversidad de sus ejemplares. En cualquier época del año su visita es interesante. Algunos de ellos rodean el Estanque de plantas acuáticas (autóctonas o presentes en los ecosistemas de la Península Ibérica). De junio a septiembre es la mejor época para disfrutar de esta hermosa balsa.
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